jueves, 20 de junio de 2013

PRÓLOGO (1)

PRÓLOGO

            ¿Por qué las memorias de un maestro habrían de salir del cajón de sus recuerdos, del armario (almario) de su corazón, de su “disco duro” neuronal, sino para intentar remover los recuerdos, los armarios y las neuronas de otros almarios, otros corazones, otros “discos duros”?


            Este maestro-profesor, que dice que no fue ninguna de las dos cosas, pero que realmente fue las dos: Maestro porque educó y Profesor porque enseñó, “nace” en 1977 (¿recuerdan aquel annus magnificus de Suárez, de Carrillo, de España...”?) y se “muere” en el 2009 (sí, sí, el de la crisis más crisis de todas las crisis, y va y se jubila, valor el suyo), y pocos enseñantes han atravesado, como lo han hecho los “oportunistas del 77” y sus coetáneos, tantas reformas, tantos vaivenes, tanto ninguneo, tanta decadencia, tanto desprestigio, tanto pasotismo... (aunque otras generaciones de maestros las hayan pasado peor en términos absolutos (ahora pienso en los maestros republicanos, pero también en tantos otros de generaciones anteriores, y posteriores, porque ser maestro en el franquismo debió de ser deprimente, alienante... o estimulante según como se lo plantease cada cual). Fueron los del 77 los primeros maestros “bien pagaos” de la historia de España, aunque lo pagaron caro: a cambio cedieron la estima social, perdieron el amor de los alumnos, el cariño de los padres, el prestigio público, la autoridad en su tercera acepción (Prestigio y crédito que se reconoce a una persona o institución por su legitimidad o por su calidad y competencia en alguna materia.), pero también en la primera (Poder que gobierna o ejerce el mando, de hecho o de derecho.)

¿Cómo fue, cómo se desarrolló, cómo acabó ese proceso?


            Este libro-blog responde esa pregunta