PRÓLOGO
¿Por
qué las memorias de un maestro habrían de salir del cajón de sus recuerdos, del
armario (almario) de su corazón, de su “disco duro” neuronal, sino para
intentar remover los recuerdos, los armarios y las neuronas de otros almarios, otros corazones, otros “discos
duros”?
Este
maestro-profesor, que dice que no fue ninguna de las dos cosas, pero que
realmente fue las dos: Maestro porque educó y Profesor porque enseñó, “nace” en
1977 (¿recuerdan aquel annus magnificus de Suárez, de Carrillo, de España...”?)
y se “muere” en el 2009 (sí, sí, el de la crisis más crisis de todas las
crisis, y va y se jubila, valor el suyo), y pocos enseñantes han atravesado,
como lo han hecho los “oportunistas del 77” y sus coetáneos, tantas reformas,
tantos vaivenes, tanto ninguneo, tanta decadencia, tanto desprestigio, tanto
pasotismo... (aunque otras generaciones de maestros las hayan pasado peor en
términos absolutos (ahora pienso en los maestros republicanos, pero también en
tantos otros de generaciones anteriores, y posteriores, porque ser maestro en
el franquismo debió de ser deprimente, alienante... o estimulante según como se
lo plantease cada cual). Fueron los del 77 los primeros maestros “bien pagaos”
de la historia de España, aunque lo pagaron caro: a cambio cedieron la estima
social, perdieron el amor de los alumnos, el cariño de los padres, el prestigio
público, la autoridad en su tercera acepción (Prestigio y crédito que se reconoce a una persona o institución por su
legitimidad o por su calidad y competencia en alguna materia.), pero
también en la primera (Poder que gobierna
o ejerce el mando, de hecho o de derecho.)
¿Cómo fue, cómo se desarrolló,
cómo acabó ese proceso?
Este
libro-blog responde esa pregunta